Emergencia sanitaria: ¿Qué estoy haciendo por mis vecinos mayores?
Columna de opinión de Viviana García, directora ejecutiva de Gerópolis UV.
Las cifras de fallecidos en el mundo por el COVID-19 revelan que uno de los principales grupos de riesgo son las personas mayores de 60 años. Si bien el coronavirus no distigue edades al momento del contagio, sus consecuencias son más graves en la población mayor.
Desde el punto de vista de la gerontología -ciencia que se dedica al estudio de los diversos aspectos de la vejez-, la solidaridad comunitaria e intergeneracional se constituye como un deber ético y cívico en el actual contexto de emergencia sanitaria. Comunitaria porque somos parte de un territorio específico, donde establecemos distintas relaciones sociales que pueden articular importantes procesos de acompañamiento y apoyo. Intergeneracional pues hoy son las personas mayores nuestra prioridad y somos nosotros quienes podemos salvar sus vidas: niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y adultos.
En primer lugar, debemos cumplir con responsabilidad y rigurosidad todas aquellas medidas de prevención que permitan aplanar la curva de contagio y con ello evitar el colapso de los servicios de salud. Estar fuera de los grupos de riesgo no significa que seamos inmunes: por un lado, podemos desarrollar sintomatología que nos obligue a asistir a un centro a salud, probablemente sin riesgo vital, pero sí ocupando un lugar que podría destinarse a una persona mayor. Por otro lado, podemos ser transmisores del virus, incluso sin presentar síntomas. En consecuencia, respetar el distanciamiento social es una medida fundamental.
¿Tengo vecinos mayores?, ¿viven solos?, ¿están abastecidos?, ¿necesitan medicamentos? son algunas de las preguntas que hoy es urgente plantearse. No basta con las medidas individuales, tenemos que dar un paso más allá.
La soledad y el aislamiento social son grandes enemigos de las personas mayores, más aún en un contexto de crisis sanitaria donde prima la incertidumbre. A diferencia de otros grupos etarios, un alto porcentaje de la población mayor chilena no tiene acceso o no sabe utilizar internet, herramienta clave para mantenernos conectados.
Numerosos estudios demuestran que actividades de interacción social basadas en llamadas telefónicas pueden contrarrestar la sensación de soledad no deseada o las consecuencias de esta, como el estrés y la ansiedad. Por lo tanto, una simple llamada telefónica puede contribuir al bienestar de la persona mayor. Pero además, la emergencia sanitaria es una oportunidad para impulsar iniciativas novedosas como la campaña intergeneracional “Es momento de actuar”, desarrollada por Mente en Movimiento y Senama Valparaíso, cuyo objetivo es articular redes que pongan en contacto a jóvenes interesados en ayudar a personas mayores con distintas necesidades, por ejemplo, acceso a información, compra de productos de primera necesidad, realización de trámites o contención emocional.
En una sociedad donde el individualismo, la competencia y la autocomplacencia abundan, la acción colectiva toma fuerza y protagonismo. La invitación es a tener un rol activo, comprometido y solidario con la población mayor, particularmente con nuestros vecinos mayores, priorizando la vida y los cuidados comunitarios.
* Fotografía tomada en talleres coordinados por el Centro Gerópolis UV.