Filosofía en el hospital: propuesta humanista del cuidado (Cynthia Fleury)
Artículo de Silvio Becerra, profesor de Filosofía e integrante del programa Agentes Multiplicadores de Salud de Gerópolis.
Comenzar un artículo en el cual se hable de Filosofía en el ámbito de lo hospitalario puede llamar la atención, considerando que, para el común de las personas, ambos elementos parecieran estar bastante distanciados, en lo que a relación se refiere. La Filosofía se sabe o comprende poco, por constituir esta una disciplina, que a primera vista, no se presenta con los atavíos de lo material, pues, su objeto en sí va más allá de lo material y físico -metafísica-, en tanto que un hospital, ciertamente, es un elemento netamente material, en el cual se llevan a cabo atenciones y operaciones, con el fin de sanar a personas que por alguna u otra razón requieren de tratamiento para recuperar su estado de salud; lo que en este caso, es claramente comprendido por cualquier persona, pues las vivencias a lo largo de nuestra existencia, nos muestran que en una o en varias oportunidades, hemos tenido que ser visitantes obligados de un hospital, realidad de nuestra humanidad, de la cual resulta difícil escapar.
Esto, que pareciera ser un contrasentido, en el fondo no lo es, pues la Filosofía y su hacer, se encuentran en cualquier lugar del ámbito de lo humano, pues un hospital es uno de los tantos lugares que pudieran existir, donde la Filosofía inevitablemente encuentra campo fértil, para realizar la operación de pensar, acción que no se da en el aire, sino que es aterrizada fuertemente a tierra, pues, en un hospital existen muchas personas en permanente interacción; los que requieren cuidados y los que los entregan, como asimismo todo un estamento administrativo y logístico que posibilita que los objetivos y razón de ser de un establecimiento como este, lleguen a un buen final; en fin, donde haya personas que interaccionan en la busca de fines determinados, es el lugar indicado, en el cual la Filosofía habrá de estar presente.
En este contexto, y como un refuerzo de lo enunciado anteriormente, comento, que el 14 de noviembre de 2021 se llevó a cabo una de las presentaciones del Festival Puerto de Ideas Valparaíso 2021, que lleva por título, "El cuidado, un nuevo humanismo", hecha por Cynthia Fleury, filósofa y psicoanalista francesa (1974), la que es titular de una Cátedra de Filosofía en el Hospital de Psiquiatría y Neurociencias GHU -Grupo Hospitalario Universitario de París- lugar desde el cual ejecuta un programa de cuidados, abierto a pacientes, sus familias, y personal sanitario, que interactúan entre ellos, programa que ambiciona, pueda extenderse a la sociedad toda.
Esta filósofa se destaca por su especial punto de vista para pensar y estructurar su Filosofía; digo esto, porque a diferencia de la Filosofía tradicional, desde sus inicios, con los griegos; se ha caracterizado por hacerlo desde el lugar físico mismo, que es de su interés, sacando hacia afuera, a la luz del entendimiento, todo lo que a primera vista permanece oculto para todos, lo que sin esta ayuda sería imposible visibilizar. Por lo tanto, Fleury en su filosofar, siempre se remite a un lugar específico de la realidad, de entre todos los existentes, desde el cual emplaza todo su pensar. Según sus palabras, el lugar elegido y que la convoca para este filosofar es un hospital, el que se convierte en su lugar de trabajo, su oficina permanente, lugar en el cual le es posible encontrarse cara a cara, no solo con la muerte, sino que también con el sufrimiento físico y psíquico, con la soledad y la desprotección; momentos en que los seres humanos tienen la oportunidad de vivenciar su gran vulnerabilidad, aspecto del ser humano que mientras esté sano se invisibiliza por completo, haciéndolo pensar, que, -en ese momento- está muy lejos de esa infausta realidad. Pensar de esta manera es pensar mal, pues la vulnerabilidad es una característica que cada uno de los humanos lleva potencialmente dentro de sí, la que en cualquier momento – no por estar enfermo en un hospital- se puede actualizar y desencadenar, en una serie de hechos impredecibles - accidente, discusión, asalto y otros-, que se encargan de recordarnos que la vulnerabilidad es, desde nuestro nacimiento, una compañera permanente, hasta el fin de nuestros días.
Es por esto que Fleury destaca la importancia, de que, en cuanto personas, integrante de una familia y de una sociedad, estemos conscientes de esta escondida y solapada realidad, la que debemos tener internalizada, como una manera de prevenirnos, ante la posibilidad de que en cualquier momento pudiéramos caer en vulnerabilidad, de la cual, en forma anticipada, nada podemos predecir, pero sí podemos prevenir en parte. Desde el punto de vista médico y de las enfermedades, se trabaja con este tipo de vulnerabilidades, en forma normalizada y protocolizada, de manera tal, que hasta hace poco, la medicina y los que la ejercen se presentan y son entendidos como una expresión de poder, que en forma anticipada y mecanicista, ya tiene listo el tratamiento de un paciente cualquiera, sujeto que ha sido cosificado y que a la vez se percibe cosificado, es decir, se siente tratado como una cosa, totalmente impedido de tener una participación en este proceso de relación médico-paciente, mediante el cuál se esperaría una posible sanación.
Es notable y lamentable, cómo en países como el nuestro (Chile), esta relación médico-paciente se encuentra totalmente desbalanceada, donde la balanza se carga definitiva y ventajosamente a favor de quién tiene el poder en esta supuesta relación; esto se nota con mayor frecuencia en las personas mayores, que muchas veces se ven impedidas de sacar el debido provecho del profesional que tienen al frente, el cual con mucha falta de empatía, no da las confianzas y aperturas que se requiere para que esta persona pueda sentirse acogida y escuchada, no obstante, que se está pagando por esta atención. En este punto es necesario mejorar sustantivamente, pues, pareciera que muchos médicos -no todos- tienen como meta el factor económico y no el de servicio que se requiere, para el tratamiento de las personas enfermas.
Según esta Filosofía, todos los seres humanos somos autónomos y vulnerables a la vez, donde se da la regla de oro que señala que, a mayor autonomía, menor vulnerabilidad y a mayor vulnerabilidad menor autonomía, lo que nos está avisando de lo importante que es conservar la autonomía, lo que ayudará o alejará en el tiempo los inevitables estados de vulnerabilidad, situación de la que debemos estar conscientes. Un buen ejemplo de vulnerabilidad son las enfermedades crónicas, las que una vez que se instalan en las personas, son para toda la vida; frente a esta realidad, lo único que queda por hacer es mantener a raya este estado, que es una realidad, y que está siempre ahí, ante la cual, sólo queda enfrentarla mediante el conocimiento de ella y de las formas en que esto se debe hacer, entendiendo que para ello y para seguir manteniendo la autonomía, deberemos cambiar nuestro estilo de vida, lo que significa que deberemos enfrentarnos a la vida de una forma totalmente diferente a como siempre lo hicimos; lo que incidirá, no en la cura del estado vulnerable impuesto por la cronicidad de algunas enfermedades, sino que en la mantención de una autonomía que se expresará en una mejor calidad de vida.
De lo dicho, surge por si solo, el concepto de prevención, que sería como el primer paso a entender, previo al concepto de autocuidado. Sin duda la prevención es un elemento de clara importancia, pues si esta es aplicada desde el momento mismo que nos encontramos en estado de plena salud, la autonomía se asegura y se prolonga en el tiempo; no sucede lo mismo, cuando no se toman las medidas de prevención en el momento adecuado, lo que posibilita la instalación de múltiples enfermedades crónicas, ante lo cual, solo queda, como ya se dijo producir cambios en el estilo de vida, única forma de seguir manteniendo algunos estados de relativa autonomía.
Estas son algunas de las temáticas que surgen con fuerza al interior de la cátedra de Filosofía de Fleury, las que tienen el gran valor de surgir desde el interior de un lugar físico, - hospital- en el cual se producen innumerables interacciones, muchas de las cuales son visibles para todos, mientras que otras permanecen ocultas, las que por sus especiales características, se refieren al ámbito de las relaciones humanas, que por no ser físicas y por ser parte de una realidad cualitativa, corresponden precisamente al dominio de la Filosofía, la que con sus herramientas permite agregar nuevos conocimientos a los ya existentes, relativos al hombre; en su dimensión física, psíquica y también metafísica.
Finalmente, esta filósofa, en su percepción filosófica humanista, a partir de un lugar tan específico como puede ser un hospital, manifiesta que esta realidad dominante y aplastante para con los enfermos existente en estos lugares de atención médica, poco a poco está mejorando en los países desarrollados, pero que lamentablemente sigue manteniéndose en los países subdesarrollados y en desarrollo.
No obstante, que esta negativa realidad sigue aún vigente en Chile -por razones e intereses por todos conocidos- es preciso reconocer algunos valiosos esfuerzos, realizados por la Universidad de Valparaíso, mediante Gerópolis UV, instancia que está aplicando en la región de Valparaíso el programa de manejo personal “Tomando control de su salud,” programa de pacientes expertos para el autocuidado de múltiples condiciones crónicas de la Universidad de Stanford, el que cuenta con la colaboración técnica de la Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud en Chile; programa que encuentra coincidencias con los planteamientos de Fleury, relativos a entender el cuidado como un nuevo humanismo, concepto integrado, que es posible descubrir y asimilar mediante el ejercicio de la Filosofía.
Silvio Becerra Fuica.
Villa Alemana, 15 de noviembre de 2021.