La sociedad ha trazado una línea entre la juventud y la belleza, creando una ecuación donde el envejecimiento se percibe como la pérdida de ella. Este enfoque ha alimentado una obsesión por evitar la transformación inevitable y ha determinado que el proceso de envejecer es un enemigo a combatir. Sin embargo, en medio de este escenario, también surgen voces que reivindican una perspectiva diferente, que invitan a ver la belleza como una expresión de la identidad cambiante, un reflejo del carácter, la historia y la resiliencia de cada mujer.
Como parte de la oferta del segundo semestre del Centro Gerópolis, el taller Belleza Sin Edad, se destacó como un espacio transformador para mujeres mayores. Este encuentro celebró la autenticidad y generó unidad entre las participantes que compartieron sus historias. ‘’Este fue un taller donde se logró conocer cada rostro para maquillarlo de la manera más armoniosa, pero también para motivar, incentivar y emocionar a 17 mujeres que se encontraron frente a un espejo, conectándose con la historia de cada una de ellas’’, explicó Jennie Arellano, persona mayor colaboradora del Centro Gerópolis, modelo publicitaria y facilitadora del encuentro.
Muchas de esas historias estaban marcadas por momentos difíciles y desafíos que habían dejado cicatrices en sus vidas y en sus rostros. En el encuentro, esas huellas se transformaron en símbolos de fuerza y superación. Las compañeras del espacio compartieron relatos de pérdidas, batallas personales y obstáculos superados, creando un ambiente de empatía y solidaridad. ‘’Desde el primer día me conmovió la forma en que cada una compartió sus vivencias y sabiduría acumulada a lo largo de los años. Ustedes han demostrado que la belleza no tiene edad, que es un reflejo de las experiencias y de la autenticidad que llevan dentro’’, comentó Yannely Leiva, estudiante en práctica de Trabajo Social UV y co-facilitadora del taller.
Además de ser un espacio para la reflexión y la conexión emocional, el taller Belleza Sin Edad ofreció herramientas prácticas que marcaron una diferencia significativa en la vida de las participantes. A través de técnicas de maquillaje y cuidado personal, se les enseñó mucho más que cómo resaltar su apariencia y aprendieron a redescubrir su belleza desde una perspectiva integral. Estas prácticas se convirtieron en una vía para fortalecer su autoestima, ayudándolas a valorarse y a reconocerse como mujeres plenas y valiosas. Fue un proceso de transformación en el que dejaron de ver el cuidado personal como un acto superficial para convertirlo en una expresión de amor propio. Este cambio quedó reflejado en las palabras de una de las participantes: “Gracias a Gerópolis y a las profes, muchas de nosotras necesitábamos llegar a un camino en el cual pudiéramos algún día decir ‘me quiero y me amo’”.
El cierre de este ciclo tuvo lugar el martes 12 de noviembre, en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales UV. Las participantes desfilaron con toda la actitud adquirida, sus mejores tenidas y maquillaje. Dedicando un espectáculo para todos los asistentes y seres queridos que convocaron para este día tan especial. Este momento fue la culminación de un proceso de transformación que trascendió la apariencia, celebrando la autenticidad, la sabiduría y la fuerza interior de cada una.